Muchas personas devotas de la Familia Franciscana,
encuentran su alegría, al menos en pertenecer en la TOF: [Tercera Orden
Franciscana] Es una orden privilegiada por Cristo, es una orden que durará el
mismo tiempo de la Iglesia Católica, hasta el final de los tiempos, y tomarse
en serio el ser franciscano, desde el espíritu, siempre será reconocido por
Cristo Jesús.
San Antonio de Padua, en que la Familia Franciscana celebra
con gran gozo y amor, Los verdaderos hijos de San Francisco de Asís, es decir,
los que han sabido vivir las reglas que no es sino la vida del Evangelio al
modo de San Francisco de Asís, no se verán desamparados cuando el Señor le
llame para que entre en el Reino de los cielos. Sus últimos momentos en este
mundo, esa fidelidad y santa obediencia será como su pasaporte a permanecer al
lado de Cristo.
Dice en verdad San Antonio de Padua: ¡Dichoso el que habla
según le sugiere el Espíritu Santo y no según su propio sentir!
Muchas veces el hombre quiere hacer que sus propios
pensamientos sean lo mismo que Dios, pero esto no puede ser. Los pensamientos
de Dios, no pueden ni se adaptarán al pensar de los hombres, por el contrario,
si nosotros hacemos que nuestros pensamientos sea de Dios, debemos pensar y
obrar como Cristo, y no seremos nosotros, sino Cristo en nosotros, y para
gloria de Dios Padre.
Y sucede lo mismo que los pensamientos mundanos, que se
imaginan una "evangelización" que no corresponde a la doctrina de la
Iglesia católica y enseñanzas de los Santos Padres. El mundano queda rebajado
por la pobreza de sus propios pensamientos que no son los de Cristo ni de la
Iglesia Católica.
El alma que pone una parte de su corazón en las cosas
mundanas, puede decir de memoria palabras preciosas sobre la caridad, el
Evangelio, la vida de pureza, pero si no tiene las obras que Dios le pide, en
el futuro se avergonzará de sí mismo, porque pidiendo a los demás el obrar en
conformidad la Voluntad de Dios, ese predicador no ha cumplido.
- Actualización: La Palabra de Dios declara como falsos profetas a los soñadores, pues necesitan ganarse a un público ciego, no para llevarlo a la luz de Cristo, sino para ganarse el favor de ellos. Y como la Orden Franciscana que es un regalo que el Señor hizo por medio de su siervo, el humilde Francisco, hoy es fiesta del Doctor Evangélico. Sus sermones son dignos de ser meditados, pues en todos nos ayuda como renunciar a nuestros vicios, nuestros pecados, que no vivamos como si en este mundo ya lo tenemos todo, pero en realidad no tenemos nada, y siempre buscamos al Señor.
- ¿Me serviría de algo si hablase de Cristo, solamente para ganarme audiencia? Cuando predicaba San Francisco de Asís, y lo mismo otros santos, se quitaba de en medio para no echar a perder los frutos de la predicación. El no retirarse a tiempo significaría servirme de Cristo para predicarme a mí, y con eso ya estaría yo recompensado, perdiendo la vida eterna. Cuando hablemos del Señor, lo esencial es Cristo, jamás el "yo", hemos de darnos muertes para que la vida de Cristo alcance a todos.
- Las buenas obras que podamos hacer, siempre que estemos atentos al Señor, porque estando en compañía con herejes, a Dios no le sirve nuestras obras buenas.
- «La Palabra tiene fuerza cuando va acompañado de las buenas obras» No debe ser cualquier tipo de obra, sino que nuestras obras deben salir siempre desde Cristo y para gloria de Dios. Las obras buenas únicamente deben ser vistas por Dios, teniendo mucho ojo, en que el bien que hagamos, el mundo no tiene por qué enterarse, pero si nos ve, que sea como ejemplo de imitar siempre lo que es bueno. Dejaría de ser bueno, si tan pronto nos hincharíamos con la vanidad. Ser vistos, aplaudidos. Evitemos toda vanagloria.
La
Palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras
De los
sermones de san Antonio de Padua, presbítero y Doctor de la Iglesia
Liturgia
de las Horas,
propio de la Familia Franciscana.
Ed.
Regina. Tomo II
La palabra tiene fuerza cuando va
acompañada de las obras
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas
diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por
ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las
palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra
conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por
favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de
palabras, pero vacíos de obras, y, por esto, el Señor nos maldice como maldijo
aquella higuera en la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del
predicador –dice san Gregorio– es poner por obra lo que predica».
Pero los apóstoles hablaban según el Espíritu les sugería. ¡Dichoso
el que habla según le sugiere el Espíritu Santo y no según su propio sentir!
Porque hay algunos que hablan movidos por su propio espíritu, roban las
palabras de los demás y las proponen como suyas, atribuyéndoselas a sí mismos.
De estos tales y de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías: Aquí
estoy yo contra los profetas que se roban mis palabras uno a otro. Aquí estoy
yo contra los profetas –oráculo del Señor– que manejan la lengua para echar
oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos –oráculo del
Señor–, que los cuentan para extraviar a mi pueblo, con sus embustes
jactancias. Yo no los mandé ni los envié, por eso, son inútiles a mi pueblo
–oráculo del Señor–.
Hablemos, pues, según nos sugiera el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que
infunda en nosotros su gracia, para
que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante
el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez
mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición,
de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos
llegar a la contemplación del Dios Uno y Trino.
Oración:
- · Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo.
Hay fiestas tan especiales, que glorificamos a Dios, recitando o cantando el TEDEUM. Este himno es uno de lo más hermoso que ha inspirado el Espíritu Santo.
Tedeum; original en latín Te Deum laudamus: te Dominum confitemur. Te aeternum Patrem, omnis terra veneratur. Tibi omnes angeli, tibi caeli et universae potestates: tibi cherubim et seraphim, incessabili voce proclamant: Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra majestatis gloriae tuae. Te gloriosus Apostolorum chorus, te prophetarum laudabilis numerus, te martyrum candidatus laudat exercitus. Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, Patrem immensae maiestatis; venerandum tuum verum et unicum Filium; Sanctum quoque Paraclitum Spiritum. Tu rex gloriae, Christe. Tu Patris sempiternus es Filius. Tu, ad liberandum suscepturus hominem, non horruisti Virginis uterum. Tu, devicto mortis aculeo, aperuisti credentibus regna caelorum. Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris. Iudex crederis esse venturus. Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni, quos pretioso sanguine redemisti. Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari. Salvum fac populum tuum, Domine, et benedic hereditati tuae. Et rege eos, et extolle illos usque in aeternum. Per singulos dies benedicimus te; et laudamus nomen tuum in saeculum, et in saeculum saeculi. Dignare, Domine, die isto sine peccato nos custodire. Miserere nostri, Domine, miserere nostri. Fiat misericordia tua, Domine, super nos, quem ad modum speravimus in te. In te, Domine, speravi: non confundar in aeternum. |
Tedeum en español
A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos. A ti, eterno Padre, te venera toda la creación. Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran. Los querubines y serafines te cantan sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos. Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria. A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles, la multitud admirable de los profetas, el blanco ejército de los mártires. A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra,te aclama: Padre de inmensa majestad, Hijo único y verdadero, digno de adoración, Espíritu Santo, defensor. Tú eres el Rey de la gloria, Cristo. Tú eres el Hijo único del Padre. Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen. Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el Reino de los Cielos. Tú sentado a la derecha de Dios en la gloria del Padre. Creemos que un día has de venir como juez. Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre. Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Sé su pastor y ensálzalo eternamente. Día tras día te bendecimos y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades. Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre |
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