Beata Ana Catalina Emmerick
Tomo II
Según las anotaciones de Clemente Brentano
Bernardo E. Overbeg y Guillermo Wesener
Ciudadelalibros 2012
47. Antecedentes de
los Reyes Magos
Quinientos años antes del nacimiento del Mesías, los
antepasados de los tres Reyes Magos eran poderosos y tenían más riquezas que sus
descendientes, ya que sus posesiones eran extensas y su herencia menos
dividida. Vivían entonces en tiendas de campaña, con excepción del rey que
vivía al este del Mar Caspio, cuya ciudad veo en este momento. Esta ciudad
tiene construcciones subterráneas de piedra, en lo alto de las cuales se alzan
pabellones, pues se halla cerca del mar, que se desborda con frecuencia. Veo
allí montañas muy altas y dos marees, uno a mi derecha y otro a mi izquierda.
Aquellos jefes de raza eran, según sus tradiciones, observadores y adoradores
de los astros, y existía en el país un culto abominable que consistía en
sacrificar a los viejos, a los hombres deformes y también a los niños. Lo más
horrible era que estos niños eran vestidos de blanco y luego arrojado en calderas
donde morían hervidos. Toda esta abominación fue abolida. A estos ciegos
paganos Dios les anunció con mucha anticipación el nacimiento del Salvador.
Aquellos príncipes tenían tres hijas versadas en el
conocimiento de los astros. Las tres recibieron el espíritu de profecía y
supieron por medio de una visión, que una estrella saldría de Jacob y que una
Virgen daría al Salvador del mundo. Vestida con largos mantos recorrían el país
predicando la reforma de las costumbres y anunciando que los enviados del Salvador
vendrían un día al país trayendo el culto del Dios verdadero. Predecían muchas
cosas más relativas a nuestra época y a épocas más lejanas aún. A raíz de estas
predicciones los padres de estas jóvenes elevaron un templo a la futura Madre
de Dios hacia el mediodía del mar, en el mismo sitio de los límites de sus
países y allí ofrecieron sacrificios. La predijo de las tres vírgenes se refería
una constelación y a diversos cambios que habrían de producirse. Desde entonces
empezaron a observar aquella constelación desde lo alto de una colina cercana
al templo de la futura Madre de Dios, y de acuerdo con esas observaciones,
cambiaban algunas cosas en los templos religioso y en los ornamentos.
Así he visto que el pabellón del templo era unas veces azul,
otras, rojo, otras, amarillos y otras de los demás colores. Me impresionó que
pasaran su día de fiesta al sábado, mientras antes celebraban el viernes.
Todavía recuerdo a este día: Tanna o Tanneda.
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