Santos Franciscanos para cada día
Fray Giulano Ferrini OFM
Fr. José Guillermo Ramírez OFM
Edizioni Porciuncula
1ª edición julio 2000
Reimpresión 2001
Santa María Josefa Roselló.
Virgen de la Tercera Orden (1811‑1880).
Fundadora de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia.
Canonizada por Pío
XII el 12 de junio de 1949.
María Josefa Roselló nació en Albisola Marina, provincia de
Savona [Italia] , el 27 de mayo de 1811. Cuarta hija de una numerosa familia,
carente de bienes de fortuna, pues los padres eran modestos fabricantes de
objetos de alfarería, pero con riqueza de fe y de piedad. También ella aprendió
a modelar el barro y se hizo cargo de sus hermanos menores, permitiendo a su
madre dedicarse a sus numerosas ocupaciones.
Desde la infancia se distinguió en el estudio, en la caridad
hacia los pobres y sobre todo en la devoción al Crucificado y a la Santísima
Virgen. Se inscribió en la Tercera Orden
Franciscana y poco a poco sintió nacer en su corazón el
deseo de una vida más perfecta que le permitiese con mayor facilidad hacerse
santa. A los 19 años entró en una familia señorial de
Savona, los Monleone, más como hija adoptiva de dos cónyuges sin hijos, que,
como doméstica, para asistir al patrón enfermo. Permaneció siete años en
aquella casa, despertando con su conducta el afecto y la admiración, no sólo de
los patrones, sino también de la servidumbre. Cuando la señora quedó viuda y le
propuso quedarse siempre con ella, prometiéndole hacerla su heredera, ella lo rehusó.
Se sentía llamada por otra vocación y pidió ingresar en un Instituto de caridad
como hermana. Su petición fue rechazada porque la pobreza de su familia no le
permitía aportar la dote.
Para María Josefa siguieron años de duras pruebas, la muerte
de su madre, de su hermano, de su hermana Josefina de 17 años y finalmente de
su padre. Entonces ella vino a ser el principal sostén de la familia. El obispo
de la diócesis, Agostino de Mari, le propuso la fundación de un Instituto para
trabajar con la juventud femenina. Ella aceptó. Las tres primeras vocaciones
vinieron de Albisola, donde sirvió como sede una modesta casa arrendada. La
fundación lleva la fecha del 10 de agosto de 1837. El 22 de octubre de 1837
tuvo lugar la primera vestición de las hermanas de la nueva Congregación de las
Hijas de nuestra Señora de la Misericordia y María Josefa Rosello fue su
fundadora y primera Madre. El objetivo de la fundación era dedicarse a la
instrucción y educación de las muchachas pobres y la asistencia a los enfermos.
Bajo su sabia dirección comenzó a difundirse ampliamente,
colaboró en la obra del rescate de los esclavos africanos y la puerta del
Instituto se abrió para acoger también grupos de muchachas negras. Su
espiritualidad se distinguió por una ilimitada confianza en la Providencia, en
el patrocinio de San José y en el espíritu de iniciativa. Terminó su
laboriosa jornada a los 69 años el 7 de diciembre de 1880, en la casa madre en
Savona. A su muerte el Instituto por ella fundado contaba con 65 casas y varios
centenares de hermanas.
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Sta. María Josefa Rossello
Fuente: Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia
Fundadora de las HIJAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA
Nació en Albisola Marina(Savona) el 27 de mayo de 1811, fue bautizada el mismo día con el nombre de Benita.
Fue la cuarta hija de una numerosa familia de diez hermanos. Benita no tuvo bienes materiales pues sus padres (Bartolomé Rossello y María Dedone) eran modestos alfareros, pero no faltó en ellos la gran riqueza de la fe y de la piedad.
Desde pequeña, Benita, aprendió a modelar la arcilla y se hizo cargo de sus hermanos menores, permitiendo así que su madre se dedicara a sus numerosas ocupaciones.
Al finalizar su infancia se distinguió en el estudio, en la caridad hacia los pobres y sobre todo por su gran devoción al Crucifijo y a la Santísima Virgen.
Siendo muy joven ingresó en la tercera orden Franciscana (probablemente antes de 1830) y sintió nacer poco a poco en su corazón el deseo de una vida más perfecta que le permitiera con mayor facilidad llegar a ser santa.
A los diecinueve años entró en casa de una distinguida familia de Savona. Los Monleone la consideraron más como hija adoptiva de un matrimonio que carecía de ellos, que como empleada doméstica que asistía al señor enfermo.
Nació en Albisola Marina(Savona) el 27 de mayo de 1811, fue bautizada el mismo día con el nombre de Benita.
Fue la cuarta hija de una numerosa familia de diez hermanos. Benita no tuvo bienes materiales pues sus padres (Bartolomé Rossello y María Dedone) eran modestos alfareros, pero no faltó en ellos la gran riqueza de la fe y de la piedad.
Desde pequeña, Benita, aprendió a modelar la arcilla y se hizo cargo de sus hermanos menores, permitiendo así que su madre se dedicara a sus numerosas ocupaciones.
Al finalizar su infancia se distinguió en el estudio, en la caridad hacia los pobres y sobre todo por su gran devoción al Crucifijo y a la Santísima Virgen.
Siendo muy joven ingresó en la tercera orden Franciscana (probablemente antes de 1830) y sintió nacer poco a poco en su corazón el deseo de una vida más perfecta que le permitiera con mayor facilidad llegar a ser santa.
A los diecinueve años entró en casa de una distinguida familia de Savona. Los Monleone la consideraron más como hija adoptiva de un matrimonio que carecía de ellos, que como empleada doméstica que asistía al señor enfermo.
Durante siete años permaneció en esa casa (1830- 1837) ganándose con su conducta la admiración y el afecto no sólo de los señores sino también de los sirvientes. Cuando la señora Monleone quedó viuda le propuso quedarse para siempre con ella y le prometió hacerla su heredera, pero Benita rehusó.
Ella sentía la llamada de otra vocación y solicitó ingresar en un Instituto de caridad como religiosa. Presentó su petición al Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves, pero se sintió dolorosamente rechazada pues su familia siendo muy pobre no podía darle la suma de dinero necesaria para la dote, condición indispensable para ser aceptada.
Se sucedieron años de duras pruebas: primero murió la mamá, al poco tiempo su segundo hermano, luego la hermana Josefina de apenas diecisiete años y finalmente su papá; con lo que Benita se convirtió en el principal sostén de la familia.
En 1837 respondiendo a una insistente llamada del Obispo de la Diócesis, monseñor Agustín De Mari (1835-1640) quien buscaba almas generosas que se dedicaran a la educación de jóvenes pobres, Benita, a sus veintisiete años, se presentó al prelado y ofreció sus servicios para tan noble fin.
Las dos grandes almas se entendieron de inmediato: el Obispo se encargó de buscar un lugar y Benita de buscar compañeras que se ofrecieran como voluntarias para iniciar la primera escuela. Al proyecto de Benita se incorporaron Ángela y Dominga Pescio y Paulina Barla.
Monseñor Agustín de Mari
Las tres primeras vocaciones surgieron en Albisola. Para la sede de la obra monseñor De Mari alquiló una modesta casa propiedad de la "commenda" de Malta.
La fundación se realizó el 10 de agosto de 1837. Angela Pescio, la de mayor edad, fue elegida Superiora, y a Benita se le encomendó el cargo de maestra de novicias, vicaria y ecónoma.
Un crucifijo, una pequeña imagen de la Virgen de la Misericordia y cinco liras formaron el capital y toda la riqueza que poseían.
El 22 de octubre de 1837 se llevó a cabo la primera toma de hábitos y Benita recibió del Obispo el nombre de Sor María Josefa, al tiempo que el Instituto era denominado oficialmente de las Hijas de Nuestra señora de la Misericordia, y consagrado a la Virgen del Santuario de Savona.
VIRGEN DE LA MISERICORDIA (SAVONA)
El fin principal del nuevo Instituto fue dedicarse a la instrucción y educación de las muchachas pobres, y la asistencia a los enfermos.
Dos años después, el 2 de agosto de 1839, las religiosas pronunciaron sus votos perpétuos. En 1840 las hermanas profesas eran ya siete, y cuatro las novicias. En este año Sor María Josefa fue elegida superiora por unanimidad, cargo que mantuvo durante cerca de cuarenta años, hasta su muerte.
Una grave pérdida para el naciente Instituto fue la muerte de Monseñor De Mari ocurrida el 14 de diciembre de 1840. El ya había realizado un esbozo de las reglas, pero el texto definitivo fue confiado para su compilación al Padre carmelita Inocencio Rosciano y fue solemnemente entregado a las hermanas junto con el nuevo hábito, el 4 de Febrero de 1846 por el nuevo Obispo de Savona Monseñor Alejandro O. Riccardi (1841- 1866, después arzobispo de Turín).
MOSEÑOR ALEJANDRO RICCARDI
Bajo la sabia dirección de Sor María Josefa, el Instituto comenzó a difundirse en Liguria durante el período de 1842- 1855.
En 1856 la santa comenzó a colaborar en la obra del rescate de los esclavos de África, a la que ya desde mucho tiempo atrás se dedicaban dos beneméritos sacerdotes: Nicolás Olivieri (1792- 1864) y Blas Verri, y las puertas del instituto se abrieron para acoger a grupos de muchachas negras rescatadas.
El espíritu misionero de la santa se puso de manifiesto cuando en 1875 envió un primer grupo de quince hermanas a Buenos Aires, Argentina.
La última obra soñada y realizada después de su muerte fue la fundación en Savona de la Casa de las Penitentes (1880), un refugio para las jóvenes arrepentidas rescatadas de la prostitución.
Un aspecto en el cual la genialidad caritativa de la Madre Josefa Rossello superan el simple ámbito religioso para insertarse entre las más nobles obras de carácter social es la fundación de las escuelas populares gratuitas, una absoluta novedad y de urgente necesidad en aquel momento en la Liguria occidental.
La espiritualidad de la santa fue destacada en forma excepcional por su gran confianza en la Divina Providencia, en la asistencia y protección de San José y en su espíritu de iniciativa.
Una frase que la Madre solía repetir como lema y se la transmitió a sus hijas fue: "EL CORAZÓN A DIOS Y LAS MANOS AL TRABAJO".
A pesar de los múltiples problemas sirvió siempre en los quehaceres más humildes a los necesitados, niños o a los enfermos, con caridad paciente y perseverante.
Finalizó su laboriosa vida a los sesenta y nueve años de edad, el 7 de diciembre de 1880 en la casa madre de Savona, a causa de complicaciones cardíacas que habían minado su constitución puesta a prueba duramente por su trabajo.
Murió en olor de santidad y fue sepultada en el cementerio local. Posteriormente, en 1887 su cuerpo fue trasladado a la casa madre.
A su muerte el Instituto que fundara contaba con sesenta y cinco casas. Hoy hay 176 casas en Italia y en América; las religiosas son cerca de mil (*).
Sus fines son una respuesta al mundo de hoy: asilos de niños, escuelas medias y elementales, colegios, horfanatos, hospitales, asistencia en cárceles de mujeres, casas de protección a las jóvenes, etc...
Su causa de beatificación fue introducida en Roma el 23 de julio de 1924.
Fue beatificada el 6 de noviembre de 1938, tras la oportuna investigación y el reconocimiento de dos milagros realizados a dos religiosas del Instituto: Sor María del Espíritu Santo y Sor Paulina Dameri.
María Josefa Rossello fue canonizada por Pío XII el 12 de junio de 1949. En esta ocasión fueron probatorios los milagros reconocidos de las prodigiosas curaciones de Teresa Rocchi en De Negri y de Pietro Molinari.
La fiesta litúrgica es el 7 de diciembre. Sus reliquias son veneradas en la capilla de la casa madre de las Hijas de nuestra Señora de la Misericordia en Savona.
La fiesta litúrgica es el 7 de diciembre. Sus reliquias son veneradas en la capilla de la casa madre de las Hijas de nuestra Señora de la Misericordia en Savona.
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