sábado, 20 de mayo de 2017

San Antonio de Padua, « 6. Del sepulcro, luz y fuerza»


San Antonio de Padua

Escritos selectos

Selección y traducción: Fray Contardo Miglioranza: O.F.M.C.

Editorial Apostolado Mariano. Sevilla. 1992

Parte 1ª. Vivencias espirituales




6. Del sepulcro, luz y fuerza


Pasado el sábado, muy de mañana, María Magdalena, María de Jacobo y Salomé llegaron al sepulcro, ya salido el sol. Ellas dijeron entre sí: «¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero, al mirar, vieron removida la piedra, que era muy grande (Mc 16,3-3-4).

La remoción de la piedra, alegóricamente, significa la apertura de los sacramentos de Cristo, que estaban tapados por el velo de la letra escrita de la ley. Efectivamente, la ley fue grabada en la piedra. Solo cuando ésta fue quitada, fue mostrada la gloria de la resurrección; y se comenzó a predicar por todo el mundo que la antigua muerte había sido abolida y que, por ende, debíamos esperar una vida eterna.

Hay también un significado moral. Se quita la piedra, cuando por medio de la gracia se quita el peso del pecado. Cuando esto suceda y como deba comportarse el hombre para que esto se realice en él, nos lo dice el Génesis (29,3), Era costumbre que, una vez reunido los rebaños, los pastores hacían rodar la piedra de la boca del pozo.

Tú también, si quieres que te sea quitada la piedra del pecado, que te oprime y no te deja resucitar, reúne en Cristo tus ovejas, o sea, los pensamientos inocentes. Por esto se añade: Arribó Raquel con las ovejas de su padre, porque era una pastora. Raquel significa «oveja», ella misma pastorea a las ovejas y representa al hombre sencillo que nutre dentro de sí pensamientos inocentes.

Hay otro sentido moral. Va al sepulcro, quien se propone hacer penitencia en algún monasterio o en cualquier otro lugar religioso; pero, considerando la grandeza de la piedra, o sea, las esperanzas y las dificultades de la vida religiosa, se pregunta: «¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del sepulcro?». La piedra es grande y difícil el ingreso. Se trata de velas continuas, ayunos frecuentes, poca comida, ropa tosca, disciplina dura, pobreza voluntaria, obediencia solícita… ¿Quién nos quitará esta piedra del sepulcro?

¡Oh mentes frágiles, como de mujercitas! Acérquense y miren, no desconfíen, y verán la piedra removida (Mt 28,2) lo aclara: Un ángel del Señor descendió, hizo rodar la piedra y se sentó sobre ella.

Dice el profeta (Pr 21,31): El caballo se prepara para el día de la batalla; pero es el Señor el que da la victoria. El caballo es un símbolo de la buena voluntad.


¡Nada es difícil para el que ama! (en latin «amanti nihil difficile!»*

(Domingo, Pascua, I, 216-217I





*Nihil est enim difficile ille qui amat

Porque no hay nada que sea difícil para alguien que ama

Sábado, 20 de mayo de 2017

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