San Antonio
de Padua
Escritos
selectos
Selección y
traducción: Fray Contardo Miglioranza: O.F.M.C.
Editorial Apostolado
Mariano. Sevilla. 1992
Parte 1ª. Vivencias
espirituales
6. Del sepulcro, luz y fuerza
Pasado el sábado, muy de mañana, María Magdalena, María de
Jacobo y Salomé llegaron al sepulcro, ya salido el sol. Ellas dijeron entre sí:
«¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero, al mirar,
vieron removida la piedra, que era muy grande (Mc
16,3-3-4).
La remoción de la piedra,
alegóricamente, significa la apertura de los sacramentos de Cristo, que estaban
tapados por el velo de la letra escrita de la ley. Efectivamente, la ley fue
grabada en la piedra. Solo cuando ésta fue quitada, fue mostrada la gloria de
la resurrección; y se comenzó a predicar por todo el mundo que la antigua
muerte había sido abolida y que, por ende, debíamos esperar una vida eterna.
Hay también un significado
moral. Se quita la piedra, cuando por medio de la gracia se quita el peso del
pecado. Cuando esto suceda y como deba comportarse el hombre para que esto se
realice en él, nos lo dice el Génesis (29,3), Era costumbre que, una vez
reunido los rebaños, los pastores hacían rodar la piedra de la boca del pozo.
Tú también, si quieres que
te sea quitada la piedra del pecado, que te oprime y no te deja resucitar,
reúne en Cristo tus ovejas, o sea, los pensamientos inocentes. Por esto se
añade: Arribó Raquel con las ovejas de su padre, porque era una pastora. Raquel
significa «oveja», ella misma pastorea a las ovejas y representa al hombre
sencillo que nutre dentro de sí pensamientos inocentes.
Hay otro sentido moral. Va
al sepulcro, quien se propone hacer penitencia en algún monasterio o en
cualquier otro lugar religioso; pero, considerando la grandeza de la piedra, o
sea, las esperanzas y las dificultades de la vida religiosa, se pregunta:
«¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del sepulcro?». La piedra es grande
y difícil el ingreso. Se trata de velas continuas, ayunos frecuentes, poca
comida, ropa tosca, disciplina dura, pobreza voluntaria, obediencia solícita… ¿Quién
nos quitará esta piedra del sepulcro?
¡Oh mentes frágiles, como de
mujercitas! Acérquense y miren, no desconfíen, y verán la piedra removida (Mt
28,2) lo aclara: Un ángel del Señor descendió, hizo rodar la piedra y se sentó
sobre ella.
Dice el profeta (Pr 21,31): El
caballo se prepara para el día de la batalla; pero es el Señor el que da la
victoria. El caballo es un símbolo de la buena voluntad.
¡Nada es difícil para el que
ama! (en latin
«amanti nihil difficile!»*
(Domingo, Pascua, I, 216-217I
*Nihil est enim difficile ille qui amat
Porque no hay nada que sea difícil para alguien que ama
Sábado, 20 de mayo de 2017
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